Cuando en 1881 se trasladó la momia del Gran Faraón de Luxor a Cairo por el Nilo, las orillas se llenaron de egipcios que manifestaban su consternación como en los tiempos antiguos, las mujeres lanzaban gritos de duelo y se echaban polvo sobre la cabeza, los hombres disparaban sus fusiles ¡Egipto rendía homenaje, una vez más, al mas grande de sus faraones, Ramsés II!

Y aun daría mucho de que hablar. Pierre Loti relata lo siguiente: «Un día, de pronto, con un gesto brusco, en medio de los guardias que huían aullando de miedo, Ramsés II levantó la mano, mano que aun sigue en el aire y que no quiere bajar».

¡El Gran Ramsés ha levantado su brazo, temblad los que no sois justos!

¿La momia de Ramsés II se quería levantar de su tumba?

Al parecer en 1976 la momia de Ramsés se estaba deteriorando y el gobierno egipcio llega a un acuerdo con el Museo del Hombre de París para que un equipo de más de 200 científicos de ambos países examinen minuciosamente la momia del viejo faraón.

Pero qué fue exactamente lo que llevó a Ramsés hasta Paris ¿ Bacterias?, ¿Hongos?

Ramsés II inicia un extraordinario viaje a París con pasaporte egipcio de rey fallecido. Se cuenta que la avioneta especial para transportar al más grande de los faraones de Egipto se dio la vuelta antes de abandonar el Cairo, para ofrecer al faraón una visión de la tierra que nunca había dejado hasta aquel entonces.

La momia llegó a la capital francesa el 26 de septiembre de 1976 con todos los honores de un alto dignatario. Posteriormente fue examinada y tratada en un laboratorio especialmente preparado para ello. Los investigadores galos querían arrancarle su último secreto sometiéndole a un completo examen médico.

Lo que 3000 años de sueño en el desierto no habían conseguido, lo hizo en poco tiempo el húmedo aire del museo.

El cadáver estaba infestado por 89 tipos de hongos altamente tóxicos que fueron tratados con doce horas de rayos gamma de cobalto 60, sin dañar a la momia. Sometido a exámenes de radiología, xeroradiología, cromodensitografía, endoscopia, bacteriología, palinología, paleobotánica, se concluyó que el causante del deterioro era la Daedalea biennis Fries, un hongo altamente tóxico.

Fueron estos hongos los que contaminaron el músculo de la mano y brazo de Ramsés, haciendo que ésta se contrayera y levantara. ¡Menos mal!

Los científicos redactaron un informe de mas de 400 páginas sobre el hombre que un día fue llamado gobernante del mundo. En el estudio se observó que murió con 90 años, que tenía la habitual capacidad de una persona de esa edad avanzada, ligeramente cojo, con signos de arteroesclerosis, espondilitis anquilosante, periodontitis, las cuales lo habrían afectado las últimas dos décadas de vida. La conclusión es que murió por intoxicación en la sangre debido, en buena parte, a un abceso dental purulento.

Treinta años después de aquel tratamiento en París, el faraón, Ramsés II, fue colocado en un ataúd de cristal con aire acondicionado y devuelto a Egipto. Ramsés II volvía al El Cairo a su querido país natal del Nilo en todo su esplendor.

CC BY 4.0 Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.