Cuando en 1881 se trasladó la momia del Gran Faraón de Luxor a Cairo por el Nilo, las orillas se llenaron de egipcios que manifestaban su consternación como en los tiempos antiguos, las mujeres lanzaban gritos de duelo y se echaban polvo sobre la cabeza, los hombres disparaban sus fusiles ¡Egipto rendía homenaje, una vez más, al mas grande de sus faraones, Ramsés II!

Y aun daría mucho de que hablar. Pierre Loti relata lo siguiente: «Un día, de pronto, con un gesto brusco, en medio de los guardias que huían aullando de miedo, Ramsés II levantó la mano, mano que aun sigue en el aire y que no quiere bajar».Leer más....