La Virgen de Guadalupe es una imagen religiosa que se exhibe en la basílica de Guadalupe (en México, D. F.). Para los católicos mexicanos, no es sólo la patrona de México, sino de toda América.

La basílica de Nuestra Señora de Guadalupe es el segundo santuario católico más visitado del mundo (después de la Basílica de San Pedro en el Vaticano), con más de 14 millones de visitantes todo el año en innumerables peregrinaciones desde todas las partes del país. En el 2006 superó a la Basílica de San Pedro en número de visitantes, convirtiéndose durante un año en el santuario católico más visitado del mundo, lo que da fe de la profunda devoción católica arraigada en toda Latinoamérica.

Según la historia la Virgen María se manifestó al indígena Juan Diego, quien era originario de Cuautitlán, y a su tío Juan Bernardino, ambos convertidos al cristianismo pocos años atrás a raíz de la conquista española.

El Nican Mopohua, donde se refleja esta historia, dice que la Virgen le reveló el nombre «Guadalupe» a Bernardino cuando éste se encontraba enfermo de gravedad, aunque los entendidos en el tema afirman que es imposible que la Virgen se nombrara a sí misma Guadalupe, ya que Juan Bernardino no entendía la lengua castellana traída por los españoles al Nuevo Mundo.

Se dice que esta aparición de la virgen, en su advocación de Virgen de Guadalupe, se presentó en varias ocasiones ante Juan Diego el sábado 9 de diciembre de 1531 en el cerro del Tepeyac y le pidió que fuera en busca del obispo y le dijera que ella solicitaba la creación de un templo en ese lugar. Cuenta la historia que el indígena fue en busca de fray Juan de Zumárraga para contarle la solicitud de la virgen, siendo que Fray Juan no creyó en las apariciones. Así fue cómo el fraile le pidió una prueba de las apariciones de la Virgen.

En respuesta a la petición del obispo, la aparición mariana le pidió al indígena que cortara unas rosas de Castilla de la cumbre del cerro Tepeyac y se las llevara al obispo El indígena guardó las rosas dentro de su manto o ayate (tipo de toga abierta por los lados). Al llegar a donde estaba el obispo, éste estiró su ayate para tender las rosas sobre la mesa, con la sorpresa de que la imagen estilizada de la Virgen de Guadalupe se encontraba grabada en el manto. La prueba para el fraile no fueron solamente las rosas, sino el milagro de la pintura de la Virgen de Guadalupe sobre el ayate.

Pero lo verdaderamente curioso viene ahora. La pintura habría sido ordenada por Fray Alonso de Montúfar, segundo obispo de Nueva España, a un pintor indio de la comunidad de nombre Marcos Cipac de Aquino en la década de 1550. Esta aseveración se basa, en primer lugar, en que el propio manto está firmado por Marcos Aquino, a los ojos de cualquier buena lupa. Pero es que se conserva por escrito un sermón pronunciado el 8 de septiembre de 1556 en la capilla de San José por fray Francisco de Bustamante, provincial de la orden franciscana, ante el virrey, audiencia y vecinos principales de la ciudad de México, en la que el padre Bustamante critica al culto guadalupano y declara que la imagen fue pintada por el indio Marcos Cipac de Aquino.

Por otra parte tenemos los análisis de la imagen que a lo largo del tiempo, por parte de expertos en arte antiguo, se han realizado. El restaurador José Sol Rosales, en un estudio realizado a petición del ex abad de la basílica de Guadalupe Guillermo Schulenburg, concluyó en 1982 que la pintura fue hecha usando diversas variantes de la técnica modernamente conocida como temple. El técnico llegó a la conclusión de que el manto -de 1,7 metros de altura y 1 metro de anchura- es una tela mezcla de lino y cáñamo y que los pigmentos -a base de cochinilla, sulfato de calcio y hollín- son los empleados en el siglo XVI.

Y aún hay más. En 1.947 y 1.973 la pintura de la Virgen fue restaurada por D. José Antonio Flores Gómez. Ya tenemos una nueva firma en el manto. El mismo pintor lo comenta en el diario El Proceso, número 1.343: “Antes de mí, otros restauradores ya le habían dado retoques a la imagen. Eso lo noté desde la primera vez que intervine. Y estoy seguro de que otros intervinieron después de mí.” La pregunta entonces es: ¿cuántas personas han redibujado la supuesta imagen de la virgen en el manto durante estos siglos?

La imagen está pintada sobre una tela de lino y cáñamo. Tradicionalmente se ha dicho que esta obra está ejecutada sobre el lienzo desnudo; esto es totalmente falso, pues es evidente al examen ocular la presencia de una preparación de color blanco, de un grosor que podría considerarse medio y aplicada irregularmente.

La pintura es dibujada usando diversas variantes de la técnica modernamente conocida como temple; una de ellas, la usada en manto y ropaje, fue empleada en el siglo XVI con el nombre de aguazo, derivada de las técnicas en la pintura de las llamadas sargas y presupone el realizar la pintura sobre el lienzo humedecido ligeramente para facilitar la fijación del color.

El blanco que aparece en la pintura es, con toda seguridad, sulfato de calcio. Los pigmentos azul y verde son, con probabilidad, óxidos básicos de cobre. Las tierras son óxidos de hierro. Como pigmentos rojos, además del óxido de hierro rojo, se usaba el bermellón, compuesto de azufre y mercurio, y el carmín de la cochinilla mexicana. Con un examen ocular, auxiliado de luz rasante y con luces ultravioletas, se detectan, además, diversas áreas de repintes en zonas importantes. También se detectan repintes en el fondo, manto y a lo largo de la unión de los lienzos.

De todo ello, se informó al Vaticano y más concretamente al cardenal Sodano. En una de sus cartas, el abad Schulenbur aseguró: “… y nos dimos perfecta cuenta de que reunía todas las características de una pintura hecha por mano humana, con el deterioro propio de la antigüedad de la imagen misma. Dicho examen crítico lo enviamos a la sede apostólica como un signo de honestidad y de amor a la verdad.

El consultor histórico del Vaticano ni siquiera mandó analizar la imagen de la Virgen de Guadalupe para comprobar que fuera producto de un milagro, ya que lo tuvieron muy claro desde un principio.

Con todo lo anterior, que no deja de ser un análisis superficial, recopilatorio de diversas fuentes fidedignas y contrastadas, se llega la conclusión más que evidente de que la Virgen de Guadalupe es un fraude orquestado por varios artistas, a partir de una historia fantástica que no tiene por donde cogerse.

Aparte, como dato anecdótico, cabe añadir que el manto de la Virgen de Guadalupe  o ayate está confeccionado con cáñamo, la popular planta de la marihuana. ¿Por qué se uso esta planta como tejido del manto? Hagamos un poco de historia.

Por sus virtudes la planta de la marihuana lleva con el ser humano desde tiempos remotos. En China se hace referencia a su explotación desde hace unos 8000 años. En España se cultivó durante varios siglos seguidos con reconocimiento oficial especial, sirviendo para la confección de vestidos, velas navales y piezas de barcos, cordajes, papel.  Las velas de Cristóbal Colón, la bandera estadounidense y los papeles con que se declaró su independencia fueron confeccionados en fibra de Cannabis. Desde el siglo V a.C. hasta finales del siglo XIX el 90% de las cuerdas y velas para navegación y muchas redes de pesca se hacían con cáñamo.

La disminución de su cultivo en los países industrializados comenzó a raíz de una confusa política de prohibición de la marihuana que afectó también al cáñamo en los años 30 del siglo recién terminado. Probablemente fue una campaña puesta en marcha por los intereses opuestos de ciertos sectores industriales estadounidenses para potenciar otros materiales para los que las plantas de cannabis eran un fuerte competidor.

El cáñamo y la marihuana son la misma planta, pero son fruto de diferentes cruces y selecciones, que dan lugar a variedades con características diferentes, y pueden seguir cruzándose entre sí. El cáñamo no es una variedad de marihuana, sino al contrario: la marihuana es una variedad de cáñamo en la que se ha potenciado la concentración de TetraHidroCannabinol.

Este THC es rico en sustancias y aceites que son los que producen los efectos alucinógenos. Otra característica diferenciadora del cáñamo y la marihuana es que las variedades útiles para fibra suelen seleccionarse a partir de líneas de cruce de plantas de tallo alto, con espacios internodales prolongados, escasas o ramas, e interior poco leñoso, casi hueco. Suelen alcanzar entre 2 y 5 metros de altura. Se cultivan en gran concentración, de forma que el cultivo tiene una presencia espesa y difícilmente transitable.

Por tanto, para escarnio de los creyentes, la Virgen de Guadalupe no solamente es un fraude en toda regla, sino que además se viste con un manto fabricado con sustancias alucinógenas. No deja de ser, cuando menos, curioso y relevante.

Actualmente la virgen se venera en la Nueva Basílica de Santa María de Guadalupe, en México.

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