Os voy a contar una historia sobre los Reyes Católicos, que en los libros de texto nunca se menciona; que ya se sabe que algunas historias de la historia no gustaban a Franco.

Pues resulta que los amados Reyes Católicos, Isabel y Fernando, se casaron gracias a una bula papal de Sixto IV, porque eran primos. Y se conoce que esto de tener consanguinidad no gustaba a la iglesia.

A éstas que Isabel se muere el 18 de diciembre de 1504. Y como Juana de Castilla estaba casada con Felipe el Hermoso (otro primo de la familia, pero Habsburgo), y su padre, Fernando, no quería que su yerno se quedara con Castilla y Aragón, la acaba encerrando en Tordesillas, bajo la excusa de que está como una cabra.

Habiendo cumplido el año de luto oficial, en 1505, Fernando el Católico se casa con la francesa Germaine de Foix, que a la sazón, tenía 18 años recién cumplidos. Y como quiere un heredero, para que Aragón no caiga en manos de su yerno Felipe, se pone a practicar el sexo a lo loco, hasta hacerse un adicto a la cantaridina, la viagra de la época, un compuesto químico venenoso producido naturalmente por coleópteros de la familia Meloidae, pero que te producía una erección de caballo. Y así estuvo dándole al manubrio, entre aborto y aborto de su ahora castellanizada Germana, hasta que muere en 1516.

En su testamento le pidió a su nieto y heredero, el futuro Carlos I de España y V de Alemania, que se dedicase en cuerpo y alma al bienestar de su abuelastra. «No le queda, después de Dios, otro remedio sino solo vos», le transmitió Fernando a Carlos. Pero lo cierto es que este último, sin lugar a dudas, cruzó la línea de las tareas que le había sido encargadas.

Carlos I de España era el hijo varón de Juana la Loca y el Felipe el Hermoso.
Cuando Carlos I llega a la corte real para conocer a su abuela, él tenia 17 años y su abuela, ahora Germana de Fox, 29. Así que la abuela tiene ganas de mandanga, y Carlos I estaba de buen ver. De modo que la cosa acaba cuando el nieto real se lía con la abuela real.

Para poder visitarse con más privacidad, el rey ordenó construir un pasadizo de madera entre las casas en las que él vivía, es decir, el Palacio del Rey, y las de Germana, la casona de la Reina.

Tuvo una hija con Carlos I, a la que conocimos como la infanta Isabel. Por tanto, Germana de Fox, era su madre, pero también su abuela.

Germana de Fox se acabó casando con Juan de Brandeburgo-Ansbach, con el que también enviudaría por tanto desenfreno amoroso; mientras que Carlos I se emparentó con Isabel de Portugal.

Y así, desde los Reyes Católicos, la monarquía ha seguido en sus desenfrenos y vicios hasta el siglo XXI, donde el ahora Felipe VI, no deja de ser el hijo del amante de Corinna.

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