La «Ciudad de las Palmas» se extiende en el lado oeste del río Jordán a 251.5 m bajo el nivel del mar. El terreno del Antiguo Testamento de Tell es-Sultan se ve en la distancia y es la ciudad que Josué destruyó.

Jericó (Tell es-Sultan) es el sitio más excavado en Israel después de Jerusalén. En 1868, Charles Warren bajó a través de varios túneles pero concluyó que no había nada (¡casi encuentra una torre del Neolítico por un metro que le falto excavar!). Los alemanes Sellin y Watzinger excavaron desde 1907 a 1913, Garstang 1930 a 1936 y Kenyon 1952 a 1958. Un equipo Italiano Palestino excavó por varios años comenzando en 1997.

De las excavaciones de Sellin y Watzinger, los arqueólogos han podido encontrar un largo muro que sostenía la cuesta del tell en la Edad de Bronce Medio.

Este muro de contención estaba compuesto de piedras ciclópeas y sostenía la pared de adobe de arriba. Esta parte sur del muro fue exhibida en 1997.

Sellin y Watzinger y más tarde Kenyon encontraron los restos de un muro de adobe derrumbado en la base del muro de contención.

Bryant Wood indica la base del muro de adobe. Todos están de acuerdo con la caída de la pared pero difieren en la fecha. Las conclusiones de Wood son las mejores fundadas y datan la destrucción de la pared al tiempo de Josué (1400 a.C.).

Esto ha servido a todos los historiadores y arqueólogos para corroborar que la versión escrita por Moisés sobre el Diluvio (antepasado de Josué) debió ser escrita hacia el 1500 a.C. a lo sumo.

La creación de Adán, además, se puede leer en el Poema de Atrahasis acadio; aunque hay un original sumerio que narra lo siguiente:

Dado que Belet-ili, la Matriz, está aquí,
Que frabrique un prototipo de hombre
Será él quien cargue con el yugo de los dioses
Quien cargue con el yugo de los Igigu
Será el hombre quien cargue con su trabajo”.

El hombre está realizado a imagen y semejanza de los dioses para que estos puedan descansar, siendo reemplazados en sus trabajos por los nuevos hombres.

Hay un texto cuneiforme exhumado en Nippur hacia el 1895, que se encuentra en el British Museum, traducido por Samuel Noah Kramer, que reza lo siguiente:

“Me opongo a la aniquilación de mis hombres.
Y para Nintu, yo, restableceré a mis criaturas.
Yo volveré a establecer a la población en su hogar.
Para que ellos reconstruyan sus ciudades.
Donde yo los volveré a poner al abrigo.
Para que ellos reconstruyan el enladrillado.
Cada uno en su sagrado emplazamiento.
Para que ellos nueva erijan sus lugares santos”.

Quien así habla es el dios Enki, enfadado porque los dioses hayan decidido acabar con los hombres, dejando que un diluvio inunde la tierra conocida, su país, no el mundo entero.

Ziusudra, siguiendo las instrucciones de Enki, construye un barco salvador para él y su familia.

“Los golpes de viento y la tempestad se precipitarán.
Mientras el diluvio se tragaba la capital.
Y cuando tras siete días y siete noches,
El diluvio cubrió todo el país,
Y el barco hubo sido bamboleado por los vientos sobre las aguas,
¡Utu reapareció, iluminando cielo y tierra!
Ziusudra entonces practicó en el barco una abertura,
A través de la cual Utu el valiente iluminó todo el interior.
Y Ziusudra, el rey,
Se postra ante Utu
Y sacrifica con profusión bueyes y corderos”.

Ziusudra es la versión sumeria de Noé. Utu es la referencia al Sol. No se trata de un arca, sino de un barco. Y la interpolación de la paloma con la hoja de olivo no aparece en el texto original que, recordemos, tiene más de 2.000 años de antigüedad respecto a la versión judeo-cristiana.

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